viernes, 10 de julio de 2015

La pelota

Marina baja en medias porque sabe que esto va a ser rápido. Quiere convencerse y demostrarle a Juan Cruz que esto va a ser rápido, por eso baja en medias. La luz de ascensor la destroza, pero qué va a hacer sino mirarse y arreglar lo que ve.

El impacto medido indica que Marina llegó a planta baja. El piso frío la recibe y la despide en cinco pasos, que son los que da hasta la puerta. Intenta no mirar directamente hacia adelante para evitar ese ínfimo contacto visual con Juan Cruz que, igual, espera adentro del auto.

A la par, ella abre y él sale. Los dos caminan hacia el otro.

"¿En medias? ¿Con este frío?", le dice Juan Cruz. Y Marina contesta que sí, que igual esto va a ser rápido.




Empiezan a hablar de ellos cuando Juan Cruz le dice que suba al auto, que "no se puede hablar así". "No, no voy a subir, decime lo que tengas que decirme y vuelvo a casa".

Marina lee las relaciones como desigualdades y cuestiones de poder. Para ella siempre hay una cancha, una medianera o una red. Y una pelota. Cree que bajar en medias deja en sus manos la variable tiempo. Cree que muestra poca preparación y que esa poca preparación juega a 'El aire es libre, toco al aire, no te toco' con el desinterés en la medida justa. Marina piensa todas estas cosas y baja en medias.

Hablan de por qué dañarse tanto, de por qué ella no consigue respetar que él está perdido y quiere su tiempo y espacio pero no sabe para dónde ir o sí pero no se anima o no le encuentra la vuelta. Juan Cruz usa otras palabras: 'tiempo' y 'espacio' la verdad que mucho no dicen. Nada dicen. Tampoco habla de respeto. Pero él necesita eso o por lo menos cree que. Tiempo y espacio. Marina quiere entender pero tiene enfrente al amor de su vida. Ella lo sabe. Está dispuesta a esperar o perdonar o lo que sea porque es Juan Cruz con quien va a recorrer el mundo, su esposo, el padre de sus hijos, el abuelo de sus nietos. Hay un proyecto y una apuesta que se empecina en retener. Para Marina no habrá otros.

Hace ese frío frío, lógico y tautológico de julio. A dos balcones en diagonal, un chico le tira las llaves a su amigo para evitarse bajar a abrirle.

Ella le dice que no le hable más entonces. Que para qué viniste, Juan Cruz. ¿Viniste a reforzar la idea de que no querés estar conmigo? Y ahí Juan Cruz le explica que no es que no quiera estar con ella: no quiere estar con nadie. Necesita estar solo y saber que puede. Y encontrar cosas que le gusten y querer por fuera de ellos dos. Es exactamente lo que dijo la última vez. El pobre Juan Cruz debe pensar que este es un problema que lo aqueja a él solo, que el resto sabe con precisión qué quiere ser y hacer.

Pero Marina sabe. Quiere ser su mujer.

La pelota estaba del lado de Juan Cruz pero hace un rato él vino y ahora está colgada de un árbol, indecisa. Marina reacciona enojada, se ve cómo su discurso vira hacia un odio circunstancial que usa como escudo.

Entiende, cree que Juan Cruz no. Y viceversa. La pelota, a todo esto, se marea. Juan Cruz tiene un punto sólido, quiere saber quién mierda es. Pero Marina no tiene la culpa, y por eso nada a contracorriente.

Pasa el portero del edificio vecino y saluda sólo para sumar un personaje y dar cuenta nuevamente de la situación de vereda. En medias. Esto iba a ser rápido.

Él estaba apoyado en el auto cuando empezaron a hablar, después de saludarla, y ahora está parado más cerca de ella. No tan cerca como para un beso ni mucho menos. Eso difícilmente pase hoy. Marina encima un pie sobre otro, un pie sobre otro, como jugando al pan y queso en vertical.

"Tenés frío. Subamos, no entiendo esto", dice Juan Cruz mientras le mira las medias. Ella se mantiene firme y no, terminemos, decime que no querés estar conmigo de verdad. Que no soy la mujer con la que te ves en diez o veinte años. Decilo. Ya está.

Empieza a llorar. Él la consuela.

Marina no soporta sacarlo de su vida porque queda un agujero enorme. Y cada vez que se asome lo va a ver a él, porque no hay clavos de ese diámetro. Un chico que sea una columna necesita. Lo va a ver a él o peor, se va a ver a ella. Vulnerable, extrañando, releyendo y castigándose por cualquier cosa.

Juan Cruz la consuela y pasa sus manos para arriba y para abajo por su espalda en un intento inocente de brindarle calidez. Le dice que lo perdone aunque no cree que haya hecho nada mal. Pero ella llora y él no, y se están separando o se separaron, y entonces le pide perdón. Porque cierra, porque parece que es lo que corresponde.

Llevan mucho tiempo ahí. Se ve que las medias no son un buen cronómetro, igual Marina hace rato se olvidó de todas esas consignas que se dio en la charla técnica consigo misma minutos antes de bajar.

Juan Cruz le dice que por favor se suba, que ya no sabe cómo pedírselo, que hace mucho frío para que ella esté así. Parece que la quiere cuidar de verdad. Y ella quiere que la cuide pero no se deja porque para qué volver a abrirse así más no sea con esta pavada si la relación ya está terminando. Terminada.

Insistime, Juan Cruz. Insistime. Cuidame. No lo dice pero tiene muchas ganas de. El llanto y el final y todo eso la tienen aturdida.

Le pide que se suba al auto y se vaya. Le dice que lo quiere ver irse. Y quiere que él la vea plantada ahí, cagándose de frío hasta que los dos sean un puntito. Se lo pide en serio. Como si lo necesitara. Quizás lo necesita.

Tiene los pies hechos cubitos de hielo. Los dedos gordos acariciándose entre sí, sin consecuencia favorable alguna para el resto de su cuerpo que es básicamente todo su cuerpo.

Y es que bajar en medias no funcionó. No le dio ninguna ventaja. Es ahí, ahora, cuando descubre algo terrible que puede condenarla al realismo más extremo en los meses que se vienen: no todo sirve para algo.

Juan Cruz se va y probablemente le tome bastante tiempo encontrarse. Está, sin embargo, seguro de su decisión. Eso lo alivia. Prende la radio.

La pelota se pincha.

Mañana, Marina va a estar enferma. Sus amigas le van a decir que claro, que está somatizando. 


No saben que parte del plan frustrado fue bajar en medias. Que no importaba mucho cuánto durara, esto nunca iba a ser rápido.

22 comentarios:

  1. Triste y maravillosa historia. Me encantó.

    "Insistime, Juan Cruz. Insistime. Cuidame. No lo dice pero tiene muchas ganas de. El llanto y el final y todo eso la tienen aturdida."

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    1. Gracias! (Tengo tu mail pendiente, ya lo sé. Mañana sin falta.)

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  2. "Marina no soporta sacarlo de su vida porque queda un agujero enorme. Y cada vez que se asome lo va a ver a él, porque no hay clavos de ese diámetro."

    Sólo vos podes. Te quiero Ju!

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  3. Que liiinda y grande escritora sos ! Sos mi estrellita de marcadores favorita <3
    Pd: tengo un montón de ideas que me encantaría pongas en una historia de esas que sólo vos podés escribir!

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  4. Buenísimo! Me encantaría escribir pero por mas que lo intente odio lo que me sale... crees que hay alguna técnica? o solo es una especie de "don" que tienen uds. los que escriben, algo así como jugar al fútbol como Messi?

    saludos
    D

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    1. Puede llevarte más o menos tiempo, pero todo se aprende. Intentá anotar, antes de empezar a escribir el cuento, todas las cosas que querés que tenga. Ideas, personajes, lugares, frases, lo que sea. Y partí de ahí a ver cómo los podés ir incluyendo.
      De todas formas, no es una ciencia exacta y no sirve para todo el mundo, pero es mi tanmodestoqueaburre consejo.
      Suerte, gracias, besos.

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  5. Llego tarde para contarte qué me pasó cuándo leí este post? Siento que pudiste poner en palabras muchas cosas que viví y quiero agradecerte por eso.
    Yo también fui Marina, y me helé igual, aunque no estaba descalza. Mi Juan Cruz sigue sin encontrarse.. o eso parece. Decime por lo menos que el de tu historia, mambeado y todo, la amaba a ella.
    Gracias de nuevo Julieta, me hiciste bien (:

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    1. Espero que se te hayan pasado los escalofríos para este entonces. Gracias por leer, besos!

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  6. En vez de bajar en medias... llegue a la casa y me deje la cartera y la campera porque "esto va a ser rápido"
    Siempre me encuentro en alguna letra.... gracias por eso y por todo lo demás también

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    1. Sirve también, aunque te morís de calor!
      Quiero saber si terminó extendiéndose o no.
      Beso!

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  8. "Cree que bajar en medias deja en sus manos la variable tiempo." Ese afán de querer tener el control, me encantó todo el texto.

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    1. Muchas gracias!
      Son los jueguitos que usamos para flashear poder.

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  9. A mi no me dieron la chance de bajar en medias, pero seguro si. Que lindo el que y el como escribís, me encanta! Un beso

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  10. A mi no me dieron la chance de bajar en medias, pero seguro si. Que lindo el que y el como escribís, me encanta! Un beso

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  11. Hoy estuve toda la tarde leyendote. Toda la tarde y ya es mañana. No es que sea de mañana, sino que ya es otro día, son las 00:38 y estoy casi llorando.


    PD: Durante el fin de semana me dediqué a hacer una revisión entera de tu blog; y definitivamente ésta entrada es, de todas, la que más me gustó.

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    1. No puedo creer que te quedaste taaaanto tiempo, qué lindo!
      Esta no es mi favorita ni a palos pero sí la de muchas amigas que quiero, así que te cuento entre ese círculo primero.


      Gracias!

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  12. Cada vez que te leo me identifico con algo, o con mucho. Este me pegó muy cerquita. Es jodido cuando la pelota no está de nuestro lado de la cancha. Seguí escribiendo siempre.
    Un beso!

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    1. Salió de una conversación con una amiga y me pareció una idea muy precisa.
      Gracias por pasar :)

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