domingo, 15 de enero de 2012

Cronología de "noche vieja".

Teníamos que estar a las 8 en lo de Ine y Nacho, hasta el momento desconocidos, porque ahí estaban parando Juan y Santa Fe. Entre arreglarnos, subte, y toda la bola llegamos 9:15…y fuimos las primeras.
         Quesos, papas, panes, pizzas y botellas de cerveza colonizaban la mesita ratona listos para ser atacados. Poco a poco fue cayendo gente al baile, y ya para las 10:30 éramos 20.
         11:15 algunos empezamos a tirar en cuánto tiempo deberíamos salir. Había que estar a las 12 en punto en la Torre, igual era a un par de cuadras nomás.11:42 levantamos campamento. Me acuerdo porque habíamos quedado en y 38, pero colgamos unos minutos. En grupitos – algunos a pie y otros hicieron la parisineada muy copada de ir en bici- enfilamos para el show.
         Como era de esperarse, nos perdimos entre todos. Solo 3 o 4 llegaron justito a las 12, los otros nos saludamos en alguna vereda del camino. Me abracé inmensamente feliz con Rochi y Agus, y les vomité una seguidilla de cursiladas que en este momento no puedo recordar.”Y Nati?” me preguntaba. Insólito, pero ni idea.
Llegamos a destino y al poco tiempo nos cruzamos con algunos de los chicos. Brindamos hasta que se acabaron todas las botellas. Lo que me pasaba entonces era que me sentía un poco culpable de estar disfrutando tanto cuando todavía no me había cruzado a ninguna de mis amigas, como que tenía que encontrarlas y ahí empezar a pasarla bien.
“Estamos en el monumento del caballo, justo abajo donde apunta la nariz del caballo” le mandó Juan a Nati y un ratito después llegaron todas (también Juani, el hermano de uno de los chicos que se había perdido y no había forma que supiera como volver a su casa). Y ahí estábamos, 20 (de los cuales a algunos era la primera vez que los veía) festejando la llegada del 2012.
       2:30. Boliche. Después de un par de horas los pies latían, pero parar en la noche de año nuevo parecía ser pecado. Entonces se siguió, y se siguió y se siguió, hasta que vimos la luz al final del camino: un bowling. Los hombres no lo van a entender, pero fue grandioso bajarse de los tacos por un rato y ponerse esas zapatillas de velcro que, no sé porque, me hacen acordar a Nickelodeon.
Nos pusimos a jugar mientras bailábamos. Habilidades?? Escasas. No, tachalo. Carentes:

           
Seguimos bailando en la pista de bolos, los chicos iban y venían, se hacía tarde y bastante rotos estábamos todos. Hora de retirarse.
         Lu, Nati y yo buscamos un taxi (Nati, si estás leyendo, quise decir taTZi). Precios desorbitantes uno tras otro, hasta que encontramos un señor que se apiadó de esas tres caras tercermundistas y nos subió sin cobrarnos extra.

         Me fui a dormir con los pies retumbando, y pensando en qué feliz fui. Soy.
 
Me es imposible adjetivar mi año nuevo, así hubiera usado bombacha negra, gris o verde en vez de rosa, nada me podría haber garantizado un mejor 2012 que su noche de inauguración.