lunes, 2 de junio de 2014

Mientras tanto.

Esos últimos meses habíamos estado dispersos.
Los días arrancaban sin nosotros, el tiempo seguía corriendo y nos dejaba atrás.
Él sólo leía a poetas solemnes que contaban cómo surfear la depresión entre vasos de whisky.
Yo ya no sonreía con los ojos cuando lo miraba.

Venía aguantando porque me había prometido que esta vez no iba a escapar al primer rocío de disgusto.
Que pasaría las crisis y volvería a estar bien.
Que a este pelotudo no lo iba a dejar.
Pero me pudría cada vez más.

Nuestros momentos estaban rebajados con agua, sabían a poco, y las ganas de dormir en alguna otra cama hacían metástasis.
Quemaba a propósito sus tostadas, lavaba el mate rápido y evaluaba empezar otra vida en paralelo.
Quería que pasara algo, cualquier cosa, algo que nos hiciera odiarnos para siempre o encontrarnos otra vez.

Entonces me morí.
Sí, me dejé morir.
Como una planta, ponele.
Una que quedó mucho tiempo a merced de la inercia.
De la naturaleza.
Una corroída por insectitos.
Una que creyó que igual podía seguir.
Como seguían las macetas de al lado.
Como seguía todo el mundo.

Qué molesto eso de que el mundo siga girando cuando uno está mal.
También ser planta muerta y que nadie haga nada, que nadie llore, que nadie visite.
Y él, que sigue leyendo y nos tapa de tierra cuando igual, de todas formas, ya estamos ahogados.

Es como si jugara al fútbol y me hubiera fracturado una pierna.
Pero el torneo no se suspende. Hay partido todos los sábados.
Qué molesto.

Me pregunto si ser muerta es dejar de ser.
Cuando me presente a alguien, ¿debo decir ‘Hola, soy muerta’ o ‘Hola, no soy’?
Quiero conocer a otras personas. Visitar otras macetas.
Desabrigarme.
Pintarme las pestañas.
Decir otro nombre en la cafetería pretenciosa de la esquina de trabajo.
Puedo ser, por ejemplo, Noelia.
Más reservada.
Con risa ruidosa y un colita de caballo que roce los hombros de los más petisos en el colectivo.

Noelia usa tacos y roba novios.
Quiere que le rompan el corazón para saber qué se siente.
Quiere que la destrocen y resurgir de las cenizas mucho más madura.

Pintarme la boca de un color pálido pero más color que el color natural de mis labios.
Rojo no, es muy obvio y Noelia no es tonta.
Simular reserva y desinterés.
Vivir en Villa Urquiza.
Casi en la esquina de Iberá y Pacheco.
“¿Ubicás donde vivía Spinetta?, bueno, ahí nomás.”
Mirona en la medida justa.
Y colita de caballo, siempre.
El pelo suelto es como los labios rojos, buscón.

Como empezar un nuevo trabajo.
O mudarse.
Sí, Noelia.

Y mientras yo era muerta o no era y era Noelia, él seguía leyendo sus libros de autodestrucción.
‘Está bien’ pensé, ‘Cada uno no puede elegir cómo dejarse morir’.

Cualquiera puede intentar cambiar, pero somos lo que ocultamos.
Y por debajo del tapado de plumas de Noelia estaba yo.
Seca.
Oscura.
Con las hojas frágiles y crocantes.

Volví a casa pensando en tirar la planta y poner en su lugar a Noelia para siempre.
O el ‘siempre’ que el tiempo y el mundo me dejaran.
Comprar incluso otra maceta.

Le pedí ayuda para preparar el velorio.
Me pareció que esa planta lo merecía. Fuera muerta o no fuera.
Y lo hicimos.
Él recitó un par de versos que, explicó, le hacían acordar a ella.
Luego tomó a Noelia con fuerza y la sintió romperse.
Así, tal cual yo había querido que quisiera.

Y ella sería.
Porque aparentemente el mundo y el tiempo así se lo habían propuesto.
E intentar combatirlos la había llevado hasta ahí.
Sería aunque estuviera muerta.
Aunque se la intentara tapar con nombres inventados y carcajadas llamativas.

Noelia estaba rota como siempre quiso.
Tapada de tierra.
En un funeral.
Él, decidido, soltó el vaso, la abrazó y leyó:
Hay una grieta en todo, así es como entra la luz.

Así, fui.
Y me olvidé del tiempo y lo que hace con el mundo mientras tanto.

10 comentarios:

  1. Cuando publicas el libro?

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  2. Para eso necesito más cuentos y más garra. Ojalá algún día me anime.
    Gracias, posta.

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  3. Respuestas
    1. Gracias! A mí me tenía medio insegura, pero me alegro de que te haya gustado.

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  4. Debo reconocer que te he leído bastante y no me solías gustar, nada en particular, sin pecar de soberbio, luego de haber leído mucho me volví mucho mas crítico y solo era a modo de gusto personal. Este texto me encanto. Vas por buen camino.

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    1. Gracias mati, las críticas más sinceras son las que más me quedan titilando :)

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  5. Cero calificación en la critica, pero nunca está de más decir que este blog tiene un lugarcito en mis notas del celular, y que parecería que acá lo crudo y lo tierno van siempre de la mano. Me encanto.

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    1. Sí! Me mostraste de Tomo Para Enamorarme, me acuerdo!
      Gracias linda.

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