martes, 26 de marzo de 2013

Sordos que a veces.


Juan: Hasta que un día, Novedad perdió su magia. Porque siempre resultó ser más de lo mismo. Te sabés de memoria todos sus encantos, en los que caíste una y otra, y otra vez. Y hay tanta gente sola y linda, que es casi absurdo perseguirla a ella.

Carlos: ¿Notaron alguna vez cómo la tentación es en realidad una oportunidad en potencia? O cómo, a veces, todo termina en angustia. Estar solo es angustia. El frío es angustia. Ser sordo es una paja, y es angustia. Y ella ahí, tan que explota de alegría que la cagarías a trompadas. Pero te encanta. Porque primero la magia, y después la pared.

Marina: Creo que si muriera hoy, lo último que pensaría es en el chico que me gusta. Y en las ganas que tengo de ir a contarle un montón de cosas. Que ya no me estoy peleando tanto con mi mamá, por ejemplo. O que cuando me dijo eso, lo tuve que googlear. Que fue mi segundo amor, también. Y que los segundos amores suceden tanto gracias como a pesar de los primeros.

Juan: Segundoenamorarse es saber disfrutar de estar descalzo, después de haber aprendido a sacarse los zapatos.

Marina: Me mudé de cama muchas veces buscando a Novedad. Pero sí, resultó ser más de lo mismo. También, si me enterara que me estoy por morir, le dejaría un cuento a cada persona que no sabe estar despierta de noche, tarde. La asociación oscuridad-dormir es la más pobre de todas.

Carlos: La indecisión es un lugar inhóspito, ¿vieron? Pero siempre estamos ahí. Yo, por lo menos, vivo en un metro cuadrado de gris. El negro está a kilómetros, y el blanco ni hablar. Prácticamente no me puedo mover, pero ya está, vivo acá. El gris es mi monoambiente.

Marina: No sé cómo me despediría del chico que me gusta. Seguro dormiría atada a él hasta pensar que el corazón ya no me late, que ya me da igual sentir cómo se le infla y desinfla el pecho en mi espalda. Hasta que el frío me invada.

Juan: Y ese frío se convierta en angustia y la angustia en muerte.

Carlos: Hay que aprender, a veces, a bancarse el papel de la rama más endeble del árbol robusto. Y si lo llevás con gracia, el mundo es tuyo.

Marina: Tu vida es tan únicamente tuya, Carlos. Y no sé si envidio eso o me das lástima. Tu vida es una aventura en la soledad más intensa, pero tan íntimamente tuya.

Juan: “Únicamente”

Marina: ¿Qué?

Juan: Primero dijiste “únicamente” y despúes “íntimamente”.

Carlos: Nunca aprendí a nadar, porque sino no me habría quedado otra que tirarme y tratar de acercarme a la costa, a cualquiera, a la blanca o la negra. Y el viento, el verdadero, no esta mariconeada de café de microcentro, me hizo el favor de llevarse mis ganas a otro lado. Es que la mejor manera de dominar mis sentimientos en este gris, es no sentir.

Marina: ¿Será cierto eso de la sucesión de imágenes de toda tu vida cuando te estás por morir? A mí me gustaría verme recién levantada. Y abrazando. Sí, abrazando con los ojos cerrados y los labios en su cuello. Capaz que sólo sentís un zumbido, que después se vuelve un hormigueo y después, finalmente, "la luz".

Juan: Yo creo que ves toda tu vida con las correcciones que le harías marcadas en rojo. Una cruz en la cara de Novedad1, 2, 3 y 8, por ejemplo.

Carlos: Nada es tan malo. Pero respirar suspiros desgasta, y eso es lo que hace Novedad. Mientras por su garganta, bajándole hasta la concha, la pija, o lo que sea, corre la necesidad de que la magia no deje de ser magia para ser pared.

Juan: Novedad es siempre el tronco del árbol, ¿entonces?

Carlos: Claro. Porque viento, y rama. Y fragilidad.

Marina: Ya no estás gris pero se te nota muy cansado. Se ve que volar no es fácil.

Carlos: No es cansansio. Es angustia.

lunes, 11 de marzo de 2013

Me estoy dejando crecer la angustia.

"This is your life, and it's ending one minute at a time."

No me importa cuándo, ni cómo. Sólo necesito que alguien me jure que esto va a parar, que va a pasar. Porque ya entendí que para salir de la tristeza no hay atajos.

Es difícil, igual, explicarlo. Digas lo que digas para calmarme, para que deje de llorar, yo me estoy por morir. Pero eso no lo sabés vos. No lo sabe nadie. Yo me voy a morir, estoy segura.


La angustia le está dando vueltas a mi corazón con un alambre. Y lo va ajustando y tensando cada vez más. No puedo parar de llorar, pero vos no lo entenderías nunca. Aparte ahora no me sale hablar. Sólo tiemblo.
No quiero que me mires así, con esa cara de preocupado. Y por favor no me digas 'tranquila, tranquila'. Cómo pretendés que esté tranquila si me voy a morir en cualquier momento.

Tengo miedo. Me agarro el pecho como si con los dedos pudiera atravesarme la piel y sacar el alambre, y sino, directamente, el corazón. Porque no aguanto más.

No puedo estar con gente pero tampoco sola. Estoy triste en mi casa. Me fastidio y me ahogo estando afuera. Tengo terror a ahogarme. Y entonces me quiero ir a mi casa. Pero, otra vez, estoy triste en mi casa. Y yo sé que intentás entenderme pero no podés y eso te frustra, y querés cuidarme pero yo no te dejo, o no me dejo. Es que no quiero que me veas así; loca, miedosa, llorona.

No, no me llames para preguntarme si quiero ir a comer. Y si no te contesto, no me mandes un mensaje lastimoso como si supieras cómo me siento. No entendés, nada entendés. Sino, no pensarías que tengo ganas de estar rodeada de gente que grita, que se ríe de todo, que se acaricia. Gente que me camina alrededor como si nada, como si yo no me estuviera por morir. Encima tengo que esforzarme para no parecer esto que soy. Es muy difícil manejar la taquicardia, la transpiración. Pero vos querés invitarme a comer y que yo pase un buen rato que evapore todo. Así, como estoy, como me siento. Es llevar a un ciego a que contemple un paisaje e inmediatamente después meterlo en una bañadera llena de tarántulas. Así me siento, en esa inmensidad y esa compresión de tristeza que no puedo controlar. Y que me está por matar.


No entendés nada y eso me enoja. Y a vos te genera impotencia no poder, o no saber cómo llegarme. Pero qué querés que haga, si tengo una armadura que me está haciendo presión en el pecho, y un corazón que está a punto de implotar. Esto no se me va a pasar por salir a comer. Ni por nada.

Interesante cómo llorar es una manera de sanar y de morir al mismo tiempo. Tengo calor. Estoy mareada. Me duele todo el cuerpo, todo. Me duele mucho la cara. Cada minuto que pasa me hago más chica. Quiero que te vayas, pero por favor quedate conmigo porque me voy a morir.